Dicen que a veces nuestro peor enemigo somos nosotros mismos y a la hora de trabajar es cierto. Si no llevamos un pequeño control de nuestras actividades, a la que nos demos cuenta habrá llegado la noche y no habremos hecho nada productivo. ¿A quién no le ha pasado?
Para algunos será muy fácil que esto no ocurra, pero a otros muchos se nos hace muy cuesta arriba evitarlo. ¿Cómo podemos afrontarlo entonces?
Aprende a mejorar tu productividad
Madruga. No hay mejor forma de aprovechar el tiempo que alargar las horas del día. Si no tienes por costumbre madrugar notarás muchísimo la diferencia, lo larga que puede ser una mañana, y todas las cosas que se pueden hacer si se le saca partido.
Fuera distracciones. Estas son de lo peor, y no sólo no sirven para nada, sino que además luego te hacen sentirte mal por haber derrochado tanto tiempo en cosas banales. Quizás tengas que sacar un poquito de fuerza de voluntad para dejar atrás las tentaciones, pero luego verás los resultados y lo agradecerás.
Lleva una agenda. O una simple lista de las cosas que debes hacer. A muchos les resulta muy gratificante apuntar las tareas pendientes en un papel e ir tachándolo con el bolígrafo conforme se realizan.
Ojo con tus hábitos. Son muy poderosos, para bien y para mal. Si tienes hábitos que dificulten tu productividad, deshazte de ellos o cámbialos. Crea hábitos saludables tales como desayunar bien, hacer un poquito de ejercicio (caminar, por ejemplo) ir a dormir pronto y dejar de lado todas aquellas actividades que te alteren, especialmente por la noche para poder descansar bien. Ya verás, si tomas costumbres sanas para tu cuerpo y tu mente, notarás cambios espectaculares en poco tiempo.
Proponte hacer el trabajo de un tirón siempre que se pueda. Porque, lo sabemos: hay trabajos y trabajos. Algunos requieren días enteros, pero otros sólo un par de horas o algunos minutos. Si es de estos últimos, hazlo del tirón. Créenos, es lo mejor. Si en cambio son de esos trabajos infernales que no se acaban nunca, distribúyetelo, por ejemplo, cada dos horas haz una pausa para tomar algo, airearte un poco o ir al baño… pero haz esas dos horas seguidas. Sino no sólo te dará pereza porque lo verás como interminable, sino que lo harás mal (porque no le estarás dedicando el 100% de ti) y se te alargará más.